martes, 31 de marzo de 2020
sábado, 28 de marzo de 2020
domingo, 22 de marzo de 2020
sábado, 21 de marzo de 2020
En este tiempo de Cuaresma y cuaremtena 2020
Mi Señor te agradezco, que en estos dias me encuentre a mi mismo en darme cuenta de mi vida. haciendo un alto y reflexionar y acercarme mas a tus pies, en recibir perdon y renovar mi vida y obedecer tu plan de Dios, miro al cielo y te busco permiteme ser tu instrumento padre. y servir a las nuevas generaciones en discernir tu vida pasion y muerte. ante ti mi señor enseñame instruyeme espiritualmente en sabiduria purifica mi alma para enfrentar como un guerrero espiritual y neutralizar y avanzar mi batalla en ti confio. no tendre miedo. el espiritu santo los arcangeles estaran al frente donde recibire tu misericordia. aspiramos y lucharemos con la batalla interna y universal no caere. me fortalecere en tu presencia. ante tu eucaristica. contigo me levanto Padre Celestial... gracias por cuidarme obedecere tu ley por toda la eternidad... Persistire en renovarme y fortalecer mi compromiso. curame interiormente deseo verte. padre Celestial. por tu gracia al mundo entero. sigo preparandome para estar en tu altar.
viernes, 20 de marzo de 2020
martes, 17 de marzo de 2020
jueves, 12 de marzo de 2020
viernes, 6 de marzo de 2020
aprender a realizar Rosario
Os ofrecemos en esta página una serie de recomendaciones, orientaciones, informaciones, pautas y relatos que os ayudarán a mejorar el MODO DE REZAR EL ROSARIO, así como haceros saber el IMPRESIONANTE TESORO ESPIRITUAL que produce como fruto esta bella oración mariana cuando se reza bien.
ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: " Virgen y Madre del Santo Rosario, a tus pies depositamos las necesidades y súplicas que tantos hijos tuyos nos encomiendan. Ruega al buen Jesús por todos los que confian en tu bondadosa y poderosa mediación. Gracias ".
No basta aprender una oración, hay que aprender a orarCuando se habla del Rosario, muchas veces la atención se centra en la mecánica del rezo del Rosario. Es fácil encontrar buenas explicaciones de cómo se reza el Rosario (por ejemplo en este devocionario y en la página de la Virgen Peregrina de la Familia). Por ello, como he dicho en otro momento, en este blog quisiera fijarme más en la pedagogía de la oración cristiana que en los rezos, y más en las actitudes que en los contenidos.
“La oración es una actitud interior, antes que una serie de prácticas y fórmulas, un modo de estar frente a Dios, antes que de realizar actos de culto o pronunciar palabras.” (Benedicto XVI, 11 de mayo de 2011)
Un buen orante, al rezar el Rosario, no repite Avemarías como un loro, de forma mecánica.
Un buen orante, al rezar el Rosario, contempla a Cristo con la mirada de María.Así se entiende mejor el valor de la oración vocal. El Rosario es una oración mariana centrada en Cristo. En el Rosario, mientras se honra a la Virgen María con el paso de las Avemarías, se contemplan en la mente y en el corazón los grandes momentos y misterios de la vida de Jesús.
La pregunta principal es: ¿cómo se contemplan? Y la respuesta debe ser: como María. Se trata de aprender de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo. Nos ayuda La Pietà de Miguel Angel: es toda una lección de oración. Allí queda plasmado cómo la Virgen María meditaba la Palabra en su corazón. En su mirada y en toda su postura interior y exterior se ve cómo toma conciencia y cómo profundiza las palabras, los hechos y los misterios de la vida de Su Hijo Jesucristo.
Al iniciar el Rosario debemos detenernos un momento y pensar en lo que vamos a hacer. Debemos actuarnos y en vez de “poner el disco” para que comience su monótono repetir de Avemarías, hemos de suplicar a Dios que nos conceda la gracia de asimilar el modo de ver y de ser de la Virgen María y tratar de apropiar sus actitudes evangélicas en su relación con Cristo. “Así la Madre del Señor ejerce una influencia especial en el modo de orar de los fieles.” (Juan Pablo II, 3 de enero de 1996)
Es necesario hacerlo cada vez que se reza el Rosario. De lo contrario es fácil que no resulte bien y venga el desaliento.Plegaria maravillosaSi nos metemos en el corazón de la Virgen María y el Espíritu Santo nos concede la gracia de sentir como Ella, conocer como Ella, amar a Cristo como Ella, el Rosario se puede convertir, también para nosotros, en una plegaria maravillosa.
Juan Pablo II, pocos días después de su elección al pontificado, dijo que el Rosario era su oración preferida y nos explicó cómo había que rezarlo:
“El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta plegaria repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel y de su prima Isabel. Palabras a las que se asocia la Iglesia entera. (…) Con el trasfondo de las Avemarías pasan ante los ojos del alma los episodios principales de la vida de Jesucristo. El Rosario en su conjunto consta de misterios gozosos, dolorosos y gloriosos y nos ponen en comunión vital con Jesucristo a través ?se puede decir? del Corazón de su Madre. Al mismo tiempo nuestro corazón puede incluir en estas decenas del Rosario todos los hechos que entraman la vida del individuo, la familia, la nación, la Iglesia y la humanidad. Experiencias personales o del prójimo, sobre todo de las personas más cercanas o que llevan más en el corazón. De este modo la sencilla plegaria del Rosario sintoniza con el ritmo de la vida humana”. (Angelus, Juan Pablo II, 29 de octubre de 1978)Las palabras clave aquí son: comunión vital con Jesucristo a través del Corazón de su Madre.
El Rosario: una oración marcadamente contemplativa María es para nosotros un modelo de oración contemplativa (puedes releer: "Un ejercicio de contemplación: la oración de María de la A a la Z"). Ella guardaba y meditaba en su corazón todo lo que vivía junto a Jesús. (cf. Lc 2, 19 y 51 b).
«Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: "Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad" (Mt6, 7). Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezca en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza» (Rosarium Virginis Mariae, 12)
Entonces ¿cómo sé si rezo bien el Rosario?
Lo rezas bien si en el trasfondo de las cincuenta Avemarías contemplas a Cristo con la mirada de María, Madre de Dios y Madre nuestra.María, por su parte, te estará viendo a ti y su mirada te llenará de una profunda confianza.
Preparacion en oracion y ayuno
El libro de los Hechos es un registro asombroso de cómo Dios actuaba en y por medio de la iglesia primitiva; una de las actividades más importantes de la iglesia era la oración. Mientras Jesús estuvo con sus discípulos, poco se habla de la vida de oración que tenían, pues ellos podían hablar directamente con Él. Pero después de la ascensión de Cristo, comenzaron a reunirse de inmediato y “perseveraban unánimes en oración” (Hch 1.14).
Hablar con Dios era el medio que tenían los creyentes para prepararse para el trabajo que Él tenía para ellos. Cristo les había dicho que el Padre les daría el Espíritu Santo a quienes se lo pidieran (Lc 11.13). Luego, después de su resurrección, les ordenó que permanecieran en Jerusalén hasta que fueran “investidos de poder desde lo alto” (Lc 24.49). Sin el Espíritu, no estarían preparados para la Gran Comisión, a pesar de que habían pasado tiempo con Jesús. Y si ellos necesitaban el poder del Espíritu, nosotros también.
En la medida que estemos dispuestos a reconocer nuestra absoluta incapacidad para realizar la obra de Dios, el Espíritu Santo nos dará poder al orar. Pues, cuando estamos dedicados a la oración, el Señor comienza a trabajar en nuestro corazón, preparándonos para el servicio. Nos da la confianza del Espíritu para anunciar la Palabra (Hch 4.31), y la valentía para enfrentar cualquier persecución (Hch 4.29).
Dios desea que comprendamos la importancia de la oración, y que nos demos cuenta de que la única manera de cumplir su llamado es mediante el poder de Él. La iglesia no prospera por medio de programas, seminarios y conferencias, sino mediante las humildes oraciones de los hijos de Dios.
Biblia en un año: Levítico 24-25
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